“Multitasking”: el peligroso nuevo estado mental de la vida moderna

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Organice su tiempo. ¿El día se escurrió entre los dedos y no se logró nada? Mientras más tareas pretenda ejecutar en menos tiempo, más intenciones quedarán expuestas a las contingencias. Si sabe que tendrá un día ocupado, levántese un poco más temprano y tómese el tiempo de hacer una lista rápida en la que identifique las prioridades de la jornada. De ser posible, asígnele un momento determinado y realista a cada una para que su ejecución no quede a merced de la improvisación. Trate de no combinarlas en el mismo lapso para que su atención no se disperse.

Pida ayuda. Quien mucho abarca, poco aprieta. Una vez que diferencie cuáles cosas son urgentes y cuáles no, y entre ellas, cuáles son las más importantes, si está abrumado por la cantidad de diligencias que tiene que hacer, trate de delegar en gente de confianza aquellas que no necesariamente dependan de usted. No acepte nuevas responsabilidades para no empeorar la situación.

Desarrolle rutinas. Empiece por blindarse desde las pequeñas cosas. El “piloto automático” que se desarrolla al repetir un hábito con consistencia puede hacer la diferencia entre el caos y la paz mental. Si es de quienes acostumbra dejar las llaves de la casa o perder el ticket del estacionamiento, haga un esfuerzo consciente por guardarlos siempre y enseguida en el mismo lugar, para luego poder encontrarlos fácilmente. No deje resquicios para que el desorden haga de las suyas, ya que le robará tiempo y energías.

No revise el teléfono al manejar. Aunque es bien sabido el riesgo que se corre al intercambiar mensajes de texto y conducir al mismo tiempo, a veces la practicidad puede más que el sentido común. Para evitar tentaciones, ponga el celular en vibración o guárdelo. Si están por enviarle una información valiosa o espera una llamada importante, anuncie de antemano que estará manejando. Del mismo modo, procure estar claro en la dirección a la que se dirige para no tener que pedir indicaciones en el camino. De ser el caso, trate de orillarse para llamar o escribir.

Tenga presente su seguridad. Por más presionado que esté, acepte y respete que hay momentos que no son aptos para dividir su atención. Mientras esté cocinando, conduciendo, operando maquinaria o cuidando niños pequeños –por ejemplo–, su estado de alerta debe ser total para evitar accidentes. Impida que las redes sociales, la televisión, las llamadas u otros estímulos compitan por su concentración.

Use recordatorios. No dude en programar alarmas en su celular o pegar papeles en el espejo retrovisor, la nevera o el monitor de la computadora. Todo lo que le ayude a aterrizar en el momento presente es útil para que los esfuerzos no sean en vano. Si la Internet es su principal distracción, apague el wifi o desconéctese hasta que termine su labor.

Practique la meditación. La mente también necesita saber cuándo dejar de aferrarse a los pensamientos. Entrenarla con la práctica de la meditación y técnicas de respiración le permite recuperar su centro y volver a montarse en el ajetreo diario con mejor disposición.

Procure dormir y alimentarse bien. Nada empeora más una racha de distracción que el descanso pobre, el hambre o la deshidratación. Sea consistente en sus horarios de sueño y comidas, pues estos factores facilitaran que su nivel de alerta básico funcione mejor.

Fuente: Centro Clínico Naguanagua

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