El impresionante paisaje que rodea a Misael López en Toledo, una ciudad ubicada a una hora al sur de Madrid, contrasta con la constante ansiedad e incluso el miedo que siente.
| PASAPORTES EN LA SOMBRA | Conoce quién es quién en el supuesto caso de fraude de pasaportes de Venezuela
Todo porque este exconsejero de la embajada de Venezuela en Iraq está desvelando secretos que, según él, el gobierno venezolano no quiere que se hagan públicos.
“No tengo dinero, no tengo acceso a mis cosas, estoy lejos de mi familia y no puedo ir a Venezuela, pero hice lo correcto”, asegura López mientras camina por las calles empedradas de Toledo.
López, de 41 años, dice haber denunciado lo que describe como una trama para vender pasaportes y visas a cambio de miles de dólares en la embajada venezolana en Iraq, y afirma haber rechazado repetidas ofertas para recibir parte del dinero si participaba en el negocio.
Pero fue la respuesta de su propio gobierno –que ha rechazado las acusaciones— lo que le causó su estupor.
Durante un año CNN y CNN en Español unieron fuerzas en una investigación que saca a la luz graves irregularidades en visas y pasaportes venezolanos.
La investigación conllevó a revisar miles de páginas de documentos y realizar entrevistas en Estados Unidos, España, Venezuela y el Reino Unido, así como rastrear a varios funcionarios venezolanos.
La acusación de que Venezuela entregaba pasaportes a personas que no son venezolanas y que no deberían optar a ese documento se planteó inicialmente, según entrevistas y archivos consultados, a principios de los años 2000 cuando Hugo Chávez estaba en su primer mandato como presidente del país.
El pasaporte venezolano abre las puertas a más de 130 países sin necesidad de visa, entre ellos la mayoría de naciones latinoamericanas y 26 de la Unión Europea, según un estudio de la asesoría Henley y Asociados. En esa lista no está Estados Unidos.
Durante el curso de la investigación, López facilitó a CNN documentos que muestran las reiteradas denuncias ante las autoridades venezolanas sobre lo que descubrió.
Sin embargo, asegura que, en vez de investigarlas, el gobierno venezolano lo atacó por publicar información de tipo confidencial.
Las autoridades de Estados Unidos también fueron alertadas de lo que descubrió.
“Uno no puede ser policía y ladrón al mismo tiempo”, dice López. “Opté por ser policía y hacer las cosas correctamente”, añade.
Pero ha tenido que pagar un costo por hacer lo correcto.
Pero las cosas no empezaron así.
López, abogado de profesión y policía venezolano, dice que él pensó que hacerse diplomático sería un sólido paso para su carrera, un paso que también le permitiría servir a su país.
Por ello aceptó un cargo y se mudó a uno de los países más peligrosos del mundo: Iraq.
Allí comenzó una nueva vida en la embajada de Venezuela en Bagdad. Sin embargo, su primer día de trabajo en julio de 2013 le deparaba, según relata, una sorpresa desagradable. Asegura que su nuevo superior, el embajador Jonathan Velasco, lo puso a cargo de un sobre muy especial.
“Me entregó un sobre contentivo de visas y pasaportes y me dijo ‘cuida esto, que tienes un millón de dólares en tus manos’. Luego me explicó que en Iraq la gente pagaba mucho por una visa o un pasaporte. Pensé que era un chiste”, recuerda López.
Pero ese chiste acabó cobrando vida propia un mes después.
Pero las cosas no empezaron así.
López, abogado de profesión y policía venezolano, dice que él pensó que hacerse diplomático sería un sólido paso para su carrera, un paso que también le permitiría servir a su país.
Por ello aceptó un cargo y se mudó a uno de los países más peligrosos del mundo: Iraq.
Allí comenzó una nueva vida en la embajada de Venezuela en Bagdad. Sin embargo, su primer día de trabajo en julio de 2013 le deparaba, según relata, una sorpresa desagradable. Asegura que su nuevo superior, el embajador Jonathan Velasco, lo puso a cargo de un sobre muy especial.
“Me entregó un sobre contentivo de visas y pasaportes y me dijo ‘cuida esto, que tienes un millón de dólares en tus manos’. Luego me explicó que en Iraq la gente pagaba mucho por una visa o un pasaporte. Pensé que era un chiste”, recuerda López.
Pero ese chiste acabó cobrando vida propia un mes después.
Desde 2006 los legisladores de Estados Unidos han tenido conocimiento de fraude con los pasaportes venezolanos mediante informes presentados en el Congreso.
De hecho, un informe de ese año advierte que “Venezuela está brindando apoyo —incluso documentos de identidad— que podría ser útil para grupos extremistas islámicos”.
Y otro informe del Departamento de Estado afirmaba entonces que los “documentos de identidad y viaje de Venezuela son extremadamente fáciles de obtener para personas sin derecho a ellos”.
Roger Noriega, exembajador de EE.UU. en la Organización de Estados Americanos y exsecretario adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, dio en 2012 testimonio ante el Congreso estadounidense, donde aseguró que “Venezuela ha venido dando miles de documentos de identidad, pasaportes y visas falsos a personas originarias del Medio Oriente”.
Noriega, quien ahora es director ejecutivo del grupo Vision Americas y trabaja para un centro de estudios y análisis conservador en Washington, dijo a CNN que las pruebas de que Venezuela había entregado pasaportes a personas que no eran venezolanas empezaron a salir a la luz en 2003.
“Estoy convencido, y lo digo públicamente, de que, si no tomamos las riendas de este asunto, habrá personas que morirán. Nuestros aliados o nuestro propio personal o instalaciones podrían ser atacadas por redes cómplices con los venezolanos”, aseveró el exembajador.
A finales de 2016, el Departamento de Estado de EE.UU. declinó a nuestra solicitud de entrevista, pero en un correo electrónico nos envió un enlace con el informe sobre terrorismo del año 2015.
El informe concluía que “había indicios creíbles de que Venezuela mantenía un entorno permisivo que apoyaba actividades beneficiosas para grupos terroristas conocidos”.
Otros informes muestran que estas presuntas conexiones terroristas llegan a figuras importantes del gobierno venezolano.
Un reporte confidencial de inteligencia regional de 2013 obtenido por CNN dice que 173 individuos del Medio Oriente obtuvieron pasaportes y documentos venezolanos de 2008 a 2012. Entre ellos, personas vinculadas al grupo terrorista Hezbollah.
Según el informe, el hombre que ordenó la emisión de los pasaportes es Tareck El Aissami, un político venezolano que fue nombrado vicepresidente de la república en enero de este año.
El Aissami también fungió como ministro de Interior y Justicia a cargo del sistema de inmigración del país, además de como gobernador.
El Assaimi –dice el reporte– “se encargó cedular, otorgar visas y nacionalizar a ciudadanos naturales de distintos países con particular interés en sirios, libaneses, jordanos, iraníes e iraquíes”.
El vicepresidente de Venezuela no respondió a múltiples pedidos de entrevista por parte de CNN.
Otra figura de alto perfil vinculada al terrorismo es Ghazi Nasr Al-Din, un exdiplomático venezolano que trabajó en la embajada venezolana en Siria.
El FBI lo busca desde enero de 2015 “para interrogarlo sobre sus esfuerzos de recaudación de fondos con colaboradores de Hezbollah”.
El buró confirmó que la información sigue vigente, pero declinó hacer mayores comentarios.
Por su parte, el Departamento del Tesoro de EE.UU. dijo en un comunicado de 2008 que Nasr Al-Din utilizó su cargo como diplomático para “facilitar viajes” a miembros de Hezbollah desde y hacia Venezuela.
Fugas de información
Lo que supuestamente sucedió en Iraq no le sorprende al general Marco Ferreira, general retirado de brigada de la Guardia Nacional de Venezuela que estaba a cargo de la Dirección Nacional de Identificación y Extranjería de Venezuela de 2001 a 2002.
Ferreira vive en Miami con asilo político después de que apoyara en 2002 un golpe fallido contra el entonces presidente Hugo Chávez.
Según cuenta a CNN, cuando dirigía ese departamento presenció cómo funcionarios venezolanos de alto nivel corruptos emitían pasaportes a personas que no eran ciudadanos.
Dice que se podía conseguir un pasaporte en Venezuela en una oficina local de identificación y extranjería, porque cada una funcionaba de manera autónoma.
Añade que en Venezuela “es muy fácil” robarse la identidad de otra persona.
Ferreira cuenta que “uno de los problemas era la corrupción interna”, pero también “la fragilidad del sistema, porque todo era obsoleto y había muchas fugas de información”.
Añade que es “muy, muy fácil hacerse venezolano o incluso inventarse haber nacido en Venezuela”.
Cuando le preguntamos qué pensaba de la denuncia de Misael López sobre la presunta venta de pasaportes y visas en la embajada de Venezuela en Iraq, Ferreira dijo que no le sorprendía.
Del otro lado del mundo, Misael López dice que tampoco está sorprendido. Pero cree firmemente en lo que vio. Para él, falta que haya justicia.
Vive de forma modesta en España, país del que también es ciudadano. Sabe que no podrá volver a Venezuela.
Con su seguridad en juego, insiste en que tenía que contar su historia. Y que espera que revelarla al público ayudará a protegerlo a él y a su familia.
“Hice lo correcto, y me siento orgulloso de ello”, asegura.
“No me arrepiento en lo absoluto”.
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