El gobierno de Uruguay envió una nota diplomática a los Estados que integran el Mercosur para confirmarles el fin de su mandato al frente del bloque aduanero, por lo que la presidencia, que le correspondería a Venezuela, queda pendiente debido a las diferencias internas.
En un documento de la Cancillería, Montevideo no da cuenta de un traspaso de la presidencia rotativa a Venezuela, país al que por orden alfabético le correspondería esa posición, ni a ninguno de los otros socios del bloque.
La Cancillería también presentó el informe final sobre la actuación del país al frente de la presidencia del Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Venezuela.
El presidente interino de Brasil, Michel Temer, declaró que Venezuela debe completar primero el proceso de adaptación al Mercosur, para luego ser considerado como miembro pleno del bloque y, entonces, poder asumir su jefatura pro tempore.
“Brasil no está exactamente oponiéndose a que se transfiera la presidencia a Venezuela, pero está ponderando que para ser parte integral del bloque tiene que cumplir requisitos pactados hace cuatro años, que aún no ha cumplido”, reiteró
Brasilia, Buenos Aires y Asunción rechazan que Caracas asuma la conducción del grupo –que cada socio ejerce durante seis meses– debido a la crisis que vive la nación y al choque de poderes que sacude al país petrolero y porque consideran que el gobierno del presidente Nicolás Maduro no está en capacidad de liderar los intereses del bloque regional.
Uruguay argumenta que no existen alegatos jurídicos que impidan el traspaso de la presidencia a Venezuela.
La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, llamó “patadas de ahogado” la negativa de Brasil y Paraguay a que su país tome la presidencia rotativa del Mercosur, lo que en su opinión es impostergable.
“Eso es lo que se llama patadas de ahogado. Es imposible que no se pueda respetar el cumplimiento del tratado” constitutivo del bloque regional, declaró Rodríguez por teléfono a Telesur desde Portugal.
La tensión entre los Estados miembros se ha prolongado por semanas, lo que incluyó la cancelación de la cumbre de presidentes prevista para julio y la reunión de cancilleres pautada para hoy. Esta suspensión constituye el tercer fracaso consecutivo del Mercosur para solucionar la espinosa cuestión de un encuentro con presencia de todos los socios.
Con información de El Nacional.
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