El presidente Donald Trump tiene previsto anunciar su esperado plan arancelario el 2 de abril, durante un evento en la Rosaleda de la Casa Blanca, coincidiendo con el Día de la Liberación. Este plan busca revertir prácticas comerciales que, según él, han perjudicado a los trabajadores estadounidenses durante décadas.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha informado que se impondrán aranceles recíprocos a países que apliquen barreras comerciales a los productos y servicios de EE.UU. Aunque no se han revelado detalles sobre qué naciones estarán afectadas, se espera que la Unión Europea sea una de ellas.
Trump ha dejado claro que no se ofrecerán exenciones en los aranceles, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, presentará un análisis de las barreras comerciales que afectan a los productos estadounidenses, incluyendo impuestos como el IVA europeo. Además, se implementará un arancel del 25% sobre todos los vehículos importados a EE.UU., lo que podría encarecer los precios para los consumidores y afectar a los fabricantes que dependen de cadenas de suministro globales.
La administración espera que estas medidas incentiven la manufactura nacional, aunque también se ha decidido eximir temporalmente de este arancel a las piezas de automóviles fabricadas en México y Canadá para mitigar el impacto en la industria automotriz.
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