A ver. Todos los años lo mismo. Los Diablos Danzantes de Corpus Christi como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad es una sola manifestación. Los portadores de esta manifestación son 11 Cofradías: Cuyagua, Patanemo, Ocumare de la Costa, Cata, Turiamo, Chuao, San Rafael de Orituco, Tinaquillo, San Millán, Naiguatá, y Yare. Todas ellas fueron declaradas Patrimonio por UNESCO. A efectos de la declaratoria, ninguna es más importante o tiene más valor que la otra.
Es por ello que lo de que se declaró no fue “Los Diablos Danzantes de Yare”, sino “Los Diablos Danzantes de Corpus Christi”, porque lo que los identifica a todos por igual es el motivo del ritual, no la localidad.
Por cierto, muy poco se ha visibilizado que la de Tinaquillo es la única cofradía de Diablos Danzantes donde se permite bailar a las mujeres.
Todas las demás, excepto la de Yare que ha dado muestras de alguna apertura aunque aún no permitan a las mujeres bailar, son de carácter patriarcal y jerárquico.
Así que, sí, muy hermosas nuestras tradiciones, pero revisen cuáles son los roles de género en ellas, y como a veces esas mismas tradiciones perpetúan patrones de sumisión o subordinación.
Explicación de los portadores de por qué las mujeres no pueden participar como danzantes de Corpus Christi: “La danza es para espantar al Diablo. Si las mujeres son el Diablo ¿van a bailar para espantarse a ellas mismas?”. Ahí les dejo eso.
Las tradiciones no son una diversión colorida. Son un artefacto, y como tal, tienen un propósito y son útiles para recrear una visión del Mundo, y reforzar una forma de entender la convivencia. Si las ven de ese modo, muchas dejan de ser tan cuchis.
Por @marga2160
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